jueves, 3 de marzo de 2011

Recuperado del naufragio.



Ya no queda glamour, el poder se esfuma cuando uno esta solo, nadie se inclina ante él, ni le muestra respeto, no ha de valorar todo, medir y cuantificar todo, decidir, guiar, dirigir, ahora solo con sus cadenas, el Amo rememora, valora que salió bien, que salió mal que mejorar, marca límites para no excederse y dejarse llevar, planea estrategias para no perder el control, para que los instintos más bajos no se apoderen de él, no debe dejar que el personaje todo poderoso se apoderé de él, porque el no es nada, se repite, sustituye la arrogancia por humildad, la posesión en responsabilidad.
Llora lo que perdió, sonrie por lo que vivió, anhela lo que ha de venir y siente el peso de esas cadenas, de lo que es y lo que desearia ser, de como es y como debería ser, pero no las odia, las quiere y las necesita.
Y a pesar de todo, de ser el Dominante, sabe que también lleva sus cadenas que le marcan sus límites, para seguir en el filo de la navaja entre el amor y el sadismo, entre el dolor y el placer, entre la razón y la locura.
Más quizá que los sumisos los Dominantes han de cuidar y mantener sus cadenas porque son las que le unen a la realidad, cadenas en forma de reírse de lo que uno hace, cadenas en forma de criticarse cuando no cumple una expectativa, cadenas en forma de beso de disculpa y en forma de un gracias.
Y siempre con un candado de respeto y afecto, o al menos empatía.

1 comentario:

  1. Me gustó cuando la leí por primera vez, me gusta ahora y sobre todo me alegra que la recuperes nuevamente, es de lo mejorcito que he leído por todos estos lares. Gracias.

    Besos.

    ResponderEliminar